Leyenda urbana del metro de Barcelona que hará que Iker Jiménez prefiera dejarse la pasta en taxis
Si una cosa buena se puede decir de las producciones estadounidenses, es su capacidad de hacer una película de absolutamente cualquier cosa. Dentro de la ficción han hecho películas sobre acontecimientos y lugares reales pero a cholón. Un país tan joven como ése, pues no hace ni 300 años que existe como tal, es capaz de exprimir cada gota de su Historia para montarse un show y glorificarse ante el mundo, haciéndonos creer que si no les ocurre a ellos, es que no le ocurre a nadie. Y aquí entra también cualquier tipo de leyenda o suceso oscuro que les haya podido suceder, o por lo menos elucubrar que podrían suceder para hacer películas de terror decentes.
En cambio a los españoles, esto es para darnos en el hocico con un periódico enrollado, porque leyendas negras, sucesos extraños y cuentos macabros, tenemos aquí a patadas, pero no se ha explotado un carajo. Aquí, si no son comedias con Santiago Segura y Leo Harle, o thrillers con José Coronado y Belén Rueda, no interesa. Me vienen a la cabeza Verónica y Malasaña 32, que adaptan casos reales, y poco más. Películas de terror propiamente dichas que se basen en casos reales se cuentan con los dedos de una mano y sobran dedos. Patético. Pero más patético es que cuando por fin aparece una película en esta línea, sea algo tan desastroso como Estación Rocafort. Si es que somos malísimos.
"Lo siento, desde que quitaron el 64, no hay más remedio que coger este metro"
La leyenda negra ha querido que esta estación de metro de Barcelona sea famosa por una serie de suicidios que acontecieron ahí en los años 70. Pero por poco que se investigue, se descubrirá que ni siquiera es la estación con más suicidios o con mayor número de sucesos paranormales, que tampoco es que hayan muchos en alguna otra, salvo si contamos como sucesos paranormales las peleas de borrachos y los constantes robos (ahí sí que somos de Champions League). Pero eso no impide que te puedas montar un chocho descomunal en tu cabeza y ¿desarrollar? una historia de posesiones, fantasmas y mejicanos que, la verdad, me la esperaba mala, pero me sorprendió lo MUY mala que es.
“Estación Rocafort es fea estéticamente, el argumento es una absoluta estupidez, el terror es inexistente más allá de bocinazos aquí y allá, y el final es de vergüenza ajena”
Toda la película tiene el color apagadísimo hasta el punto que a veces parece en blanco y negro. No es una elección equivocada si se quiere plasmar un thriller oscuro y frío, pero para una película de terror del montón no ayuda a la sensación de aburrimiento del espectador, y descubre una producción “feísta” y anodina. Si hablamos del argumento, es una tomadura de pelo, una especie de investigación con la sensación de cuenta atrás que promete un poco al principio, pero que rápidamente se ve que es lo de siempre: posesiones por aquí, fantasmas por allá, la sensación de acecho... En realidad la trama avanza a golpes de suerte y casualidades sin mayor interés.
"Piensa que ahora el Cabify se puede compartir"
La película se ambienta en la estación de Rocafort del metro de Barcelona, como podría ocurrir en un ascensor o en el bar de la esquina. No tiene más impacto que ver a los personajes yendo por los pasillos del metro o subiéndose a algún tren de vez en cuando. En el plano del terror, éste es el departamento que más me enfurece. No hay ideas. No va más allá de bocinazos por aquí, una niña mirando mal por allá, gritarse a la cara, aparecerse en el espejo... Una falta de creatividad alarmante, unas pocas ganas de hacer algo decente palmario, y una falta de respeto a los amantes del género absoluta. Parece que estamos viendo una cinta de los años 90 directa a video. Y por último el final, que evidentemente no explicaré. Sólo voy a decir que en cuanto empezaron los créditos finales, mi cara era un absoluto poema mientras murmuraba: “no me lo puedo creer”. Pero terminó, lo que es una buena noticia.
En el plano interpretativo, un poco mejor: protagoniza la joven Natalia Azahara, a quien no conocía de nada, pero que por lo menos le da un poco de personalidad para que no nos dé absolutamente igual lo que le pase (bueno, un poco sí, pero no mucho). Con el que flipo que esté ahí es con Javier Gutierrez, que es de largo, a una distancia abismal, lo mejor de la película. Y aún así se nota a la legua que va con el piloto automático puesto, no ofreciendo ni una cuarta parte de su capacidad, porque la verdad, no es necesario para lo que están haciendo. Un expolicía alcohólico, depresivo y autodestructivo, es un juego de niños para él. Estación Rocafort es una muy mala película, sin estilo, sin cariño y totalmente prescindible. Ustedes verán.
INFORME VENUSVILLE
Venusentencia: Condenada a alforfones
Recomendada por Kuato a: pues no sé la verdad, si tienes 12 años y no has visto una película de terror en tu vida, pues igual te entra. Créanme que después de esto todo va para arriba.
No recomendada por Kuato a: gente mayor de 12 años.
Ego-Tour de luxe por: Javier Gutierrez. Fuera de eso no hay nada.
Atmósfera turbínea por: si tuviera que decir lo peor de la película, sería: Estación Rocafort.
■ ESTACIÓN ROCAFORT. “Estación Rocafort” (2024). Dirección: Luis Prieto. Guión: Iván Ledesma, Ángel Agudo. Reparto: Natalia Azahara, Javier Gutiérrez, Valèria Sorolla, Xavi Sáez, Francesc Albiol, Aimar Vega, Tatín Revenga, Celso Bugallo. ESTRENO EN VENUSVILLE: 06/09/2024.
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